🌙 Lo que nadie ve: el proceso invisible detrás de cada tatuaje
En redes sociales todo parece rápido, limpio y perfecto: un tatuaje terminado, una foto bien iluminada, un resultado impecable.
Pero lo que casi nadie imagina es todo lo que ocurre antes de ese clic.
Esa parte invisible, íntima, en la que el arte empieza a tomar forma mucho antes de tocar la piel.
🎨 Cuando la idea aún es solo una emoción
A veces un tatuaje empieza con una imagen. Otras, con una historia.
Pero casi siempre, con una emoción.
Hay clientes que llegan con una idea muy clara, y otros que solo saben lo que sienten.
Mi trabajo empieza ahí: traducir emociones a líneas, convertir recuerdos en sombras, dar forma a lo invisible.
Antes de dibujar, escucho.
Me empapo de la energía de la persona, de su manera de hablar, de moverse.
Cada pequeño detalle me ayuda a imaginar cómo será ese tatuaje cuando respire sobre su piel.
🕯️ Las horas que nadie cuenta
Hay horas que no aparecen en Instagram:
las de búsqueda de referencias, los bocetos que no funcionan, los trazos que borro una y otra vez, los momentos en los que dejo el iPad y simplemente miro al vacío hasta que algo encaja.
Es en ese silencio donde se cuece el tatuaje real.
Ahí es donde se define el equilibrio entre lo técnico y lo emocional, entre lo que el cliente quiere y lo que el tatuaje necesita.
💭 Lo que de verdad se tatúa
Cuando finalmente empiezo a tatuar, siento que no solo estoy marcando una piel.
Estoy sellando una historia.
Por eso, aunque muchos vean solo una imagen bonita en Instagram, yo sé que detrás hay un pedazo de vida, de confianza, de entrega.
Y ese es el lado del tatuaje que más me emociona: el que no se ve, pero se siente.

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